Explorar Puerto Rico a bordo de una Ford Explorer fue una vivaz redundancia durante la prueba de manejo dedicada a la prensa especializada, cortesía de Ford Centroamérica & El Caribe, que nos llevó a redescubrir copiosas riquezas de “la Isla del Encanto”.
Compartiendo con los colegas de la región en el “Explorer Media Drive” disfrutamos de las virtudes de la exitosa SUV del óvalo azul. A nuestra llegada fuimos recibidos en el pintoresco hotel El Convento, con 256 años de historia como genuino convento de La Orden de Los Carmelitas, hasta que fue transformado en hotel en 1959. Enclavado en El Viejo San Juan, su hospitalidad hizo gala del cálido trato de nuestros hermanos puertorriqueños.
El nombre de Puerto Rico alude a las abundantes riquezas que partían de la entonces isla de San Juan Bautista hacia España, mientras que la capital se llamaba Puerto Rico, pero al pasar los años se intercambiaron los nombres de manera que Puerto Rico pasó a ser el país y San Juan su capital. Sorprendente que una isla con poco más de 8 mil kilómetros cuadrados tenga tanta diversidad de climas, esté dividida en 78 municipios, cuente con veintiún aeropuertos, tres con vuelos internacionales y sea asiento del radio-telescopio más grande del mundo, el de Arecibo, que tuvo la gloria de haber descubierto los dos primeros planetas fuera del sistema solar.
Nuestra ruta incluyó adentramos en el vivificante ‘museo urbano’ que es el Viejo San Juan, que ha inspirado 4 canciones populares, 3 poemas y una sinfonía, manteniendo intacta su alma de adoquín, con su arquitectura colonial cuidadosamente preservada en vivaces colores tropicales, con ese verdadero “encanto” que le que ha dado a Puerto Rico su bien ganado sobrenombre. Así llegamos al castillo de San Felipe del Morro, patrimonio de la humanidad, que durante 500 años soportó el asedio del temible pirata Francis Drake y el feroz Barbanegra. Igualmente caminamos frente al Palacio de Santa Catalina, la fortificación de uso continuo más antigua de América, mansión oficial del gobernador de Puerto Rico, rodeada de majestuosos jardines abiertos al turista.
Nuestra ruta costera a todo Explorer hizo una primera escala en la localidad de Barceloneta, también llamada la “Ciudad de las Piñas”, por ser esta fruta su principal cultivo, además de tratarse de un complejo industrial para numerosas farmacéuticas. De allí continuamos al pueblo de Arecibo, en honor al cacique “Arasibo” que gobernaba esa región a la llegada de los españoles, haciendo una obligada parada en su vigoroso faro que data de 1898, también conocido como “Los Morrillos», debido a su ubicación en lo alto de un promontorio rocoso, siendo el último faro construido por el gobierno español en la isla.
Otro punto memorable de nuestra ruta en Arecibo, fue alcanzar la remota escultura al natural llamada “Cueva Ventana”, una inmensa cavidad que ofrece una vista espectacular, para quien ha recorrido unos 15 minutos a dos pies de fuerza.
Si bien no atravesamos la sierra, no podemos dejar de mencionar el Bosque Nacional del Caribe, el proverbial “El Yunque”, que recibe al año 180 pulgadas de agua, creando una frondosa cisterna de intenso color esmeralda y hábitat de numerosas especies.
Finalmente nuestro recorrido Explorer concluyó en Rincón, en el noroeste de la isla, célebre por sus bellos atardeceres y por ser la capital nacional del surfing. Las leyendas locales cuentan que el pirata Cofresí escondió aquí su tesoro, donde Gorda, Higüero, Ensenada y Córcega son de sus playas más atractivas.
Los editores automotrices probamos a la Explorer como lo que es: una rotunda triunfadora durante dos décadas y media, que en su nueva imagen conjuga dos apetentes ingredientes: un diseño impetuoso y una acertada acentuación tecnológica.
Un sentido de lo robusto es lo primero que emana de su apariencia. Su parrilla más amplia y poderosa de sobrio tejido en gris metálico y elegantes líneas en cromo, sumado al trazo de sus faros LED y antinieblas, la hacen ver más poderosa. El perfil es absolutamente Ford, con un tono muscular de gran carisma. Su enérgico posterior, con sus faros nocturnos reformulados, configura un conjunto indisputablemente «Explorer».
En la zona de los ocupantes la Explorer observa atractivas aplicaciones de aluminio, madera, detalles en cromo y pieles, haciendo del interior una extensión de casa. Tablero de sobrio esquema, volante en piel y controles a mano, consola central que aloja el sistema de gestión de modos de manejo ‘Terrain Management System’.
Nuevos botones más refinados reemplazan los anteriores comandos de toque del infotaiment, con su exclusivo sistema “MyFord Touch”, la nueva generación del sistema Sync y pantalla táctil de 8 pulgadas. De aquí parten 2 puertos USB delanteros, (al que se suman 2 traseros), lector de memoria SD, salida de audio y video, más sistema de audio premium Sony con 12 bocinas. Esta misma pantalla central se complementa con las imágenes de una nueva y exclusiva cámara delantera de hasta 180 grados, que es capaz de ver todo el perímetro, más allá de los ojos del conductor. A su vez, entre otras funciones, la pantalla puede configurar el soporte lumbar de los asientos delanteros (masaje incluido) a comodidad del ‘capitán y asistente’. Se trata de nuevos asientos en selecta piel con climatización. El confort se expande a todo el habitáculo, porque hasta los asientos de la tercera fila cuenta con la ventajosa novedad de abatirse e incorporarse electrónicamente. También eléctrica es la compuerta trasera, activable con el pie por medio de un sensor ubicado bajo el bumper trasero.
En nuestra prueba estuvimos al frente de una Explorer Ecoboost de 2.3 litros de 280 Hp, con 420 Nm de torque. La gama se completa con un motor V6 3.5 litros de 290 Hp, con un torque de 345 Nm, que corresponde a la Explorer XLT de nuestro mercado, mientras que las versiones Explorer Platinum y Sport se expanden con eficiente motor Ecoboost 3.5 litros de seis cilindros, con 365 Hp y 475 Nm de torsión, todos asociados a una transmisión automática ‘SelectShift’ de 6 velocidades, que brinda a cada propulsión 20% de economía de combustible, disfrutando su trato suave al volante en nuestro recorrido por la isla.
Sobre la base de 25 años de innovación y liderazgo en ventas, Ford Explorer ha construido una imagen multitudinaria. Desde su introducción en 1990, la mákina de Ford zanjó nuevos estándares que la familia mundial adoptó sin reservas, profundizando hoy sus logros en tecnología, confort, desempeño, rendimiento, utilidad, versatilidad y capacidad, para reforzar su reinado de gran “BestSeller” de los utilitarios, valores robustamente comprobados al calor de nuestros anfitriones de Ford en “La Isla del Encanto”.