Atrás
Sigue la Pasión... Síguenos
El más genuino ‘Muscle’ está de vuelta en nuestras calles, con importantes atribuciones tecnológicas por fuera y por dentro. Esta catapulta americana conocida como “Challenger”, nació para exhibir al mundo sus formidables agallas en pleno desafío. Su aspecto enérgico y deportivo, sus formas seductoras radicalmente masculinas y sus motores deseosos de satisfacer al conductor más sediento de poder, lo han hecho legendario.
Desde los tiempos de la serie de televisión “Los Duques de Hazzard”, el venerable Dodge Charger metido a actor, supo robar cámara como intrépida mákina que volaba por los aires, trituraba caminos polvorientos y ejecutaba acrobacias de estruendo, dando cátedra de su musculoso espíritu en la edad dorada de los ‘Muscle cars’. Fue de las pocas veces en que un actor de metal llegó a ser más importante que los de carne y hueso, consagrado en los ratings a base de despedazar casi 300 unidades en el tiempo que duró la serie. Empero, en una inesperada evolución, pareciera que el espíritu de fuego del Charger hubiera transmigrado con todos sus genes, palmo a palmo, en el Dodge Challenger, que retiene mejor que el Charger su genuino perfil de gladiador americano, 100% leal a sus raíces.
El Dodge Challenger es una espectacular visión de ‘poder a la americana’. Como la huella de Armstrong en la Luna, así de profunda es la del Challenger en la cultura “Muscle”. Si bien las tendencias evolucionan y se transforman, el Challenger se mantiene fiel a sus principios históricos, lo que le otorga un valor único de ‘Muscle car’ en estado puro. Se trata de una auténtica cultura de pasión por las prestaciones, ya que mientras los otros de su clase adoptaron caminos deportivos distintos, más hacia litorales europeos, el Challenger hace honor a su génesis, pleno de vocación racing, con la fuerza del bravío espíritu americano. Hoy representa el deportivo de serie más poderoso del mundo, cuya versión SRT Demon trepana el duro asfalto con 840 endemoniados caballos de potencia.
El nuevo Dodge Challenger lleva en su reformulación el máximo compromiso con devota postura dramática. Su peculiar parrilla de vigoroso negro mate, se resuelve en acentos de agresividad para destacar los tradicionales focos redondos, ahora en reluciente lenguaje LED. El respiradero inferior complementa su carácter atlético, sobre el marco negro casi al piso de gran solvencia aerodinámica.
Los costados del Challenger son una genuina remembranza que honra sus orígenes, con el clásico vuelo bajo el diminuto cristal trasero, que luce más intrépido que nunca, reforzado por la enérgica línea de la carrocería, los prominentes pasos de rueda y los sensuales LED traseros que le endosan ‘su hombría’ a toda prueba.
En síntesis, su largo capó, el techo bajo y sus caderas altas le dan esa complexión atlética de semental americano, inherente a la cultura Dodge.
La actitud retadora del Challenger es de naturaleza fundamentalista… su categórico habitáculo no deja dudas. Con un enfoque envolvente y abundantes toques en metal, el tablero es un santuario deportivo. Su panel de instrumentos rinde tributo a sus orígenes, a base de relojes que recuerdan su eterna gloria. Para sumar adrenalina, la deportividad de su volante multifunción forrado en piel, dotado de un vigoroso inferior cromado y una superficie aplanada, es garante de intensas sensaciones de manejo.
El sistema U-Connect se suple desde la pantalla central táctil de 8.4 pulgadas, que administra Apple CarPlay y Google Android Auto, equipo de audio premiun Alpine con 506 vatios con subwoofer, sin faltar conexión Bluetooth y puerto USB. La pantalla sirve además a la cámara de reversa.
Siendo un ‘muscle’ de tenacidades, sus opulentos asientos delanteros ‘ergonomizan’ de placer racing al conductor y acompañante, habida cuenta que las plazas traseras son sobradamente holgadas.
De entrañas imbatibles, el motor del Challenger es leal a su potencia histórica. Se trata de un verdadero ‘Muscle’ que lleva su estruendo a mayores niveles de poder, escalando nuevos ámbitos de coraje y rendimiento.
Si bien su gama de motores disponible en Reid & Compañía, parten del Pentastar 3.6 litros con 305 hp para el Challenger SXT PLUS, la potencia que nos tocó probar es la del Pentastar HEMI 5.7 litros con unos 375 caballos y nada menos que 637 Nm de torque, generados desde sus 8 cilindros, vigor que se administra por las 8 velocidades de su avanzada transmisión automática ‘Torqueflite’.
Pisar el acelerador del Challenger desata su ‘establo’ de caballos concentrado bajo el capó, en una estampida con toda la furia Dodge. Su rugido de tono exclusivo es un estimulante en la descarga de adrenalina… una sónica que anuncia sus seducciones de poder. Desde la pantalla central, el Challenger sirve al conductor toda información táctica bajo la dinámica más entusiasta, que incluye índices de aceleración, de frenado, fuerzas G o tiempos de cuarto de milla.
Implacable con el pavimento, esta fiera acelera de 0 a 100 en sólo 4 segundos, siendo capaz de hacer el cuarto de milla en 12 segundos.
El Challenger es de esos grandes legendarios americanos, plenos de persistencia, osadía y poder, que con los años cobran mayor peso específico, exhibiendo una eterna expresión ‘muscle’ con todo el bravío acento que apetecen los fans del performance extremo. Ungido por la historia de la marca, este ‘macho cabrío’ cimbra el mercado a base de romper esquemas y desempeñar paradigmas con lenguaje propio. Su complexión entusiasta e insigne disposición al rendimiento son un signo de poder, al haber creado este ‘deportivazo’ de Michigan de tanto arrastre durante generaciones como mákina de culto… exclusiva para nuestro mercado en Reid & Compañía.
